(Por María Zubia del Barrio, psicóloga)
Seguramente conozcamos casos de atletas, ciclistas, corredores, y en definitiva, deportistas de todo tipo de disciplinas, que han sufrido alguna vez un exceso de entrenamiento y agotamiento, tanto físico como mental. Aunque estos conceptos parezcan iguales, poseen diferencias entre sí. Siguiendo a los autores Weinberg y Gould en su libro “Fundamentos de psicología del deporte y el ejercicio físico”, hablaremos de estos conceptos a lo largo de este artículo.
A grandes rasgos, el sobreentrenamiento se refiere a sesiones de entrenamiento demasiado intensas y prolongadas para que las personas puedan adaptarse a ellas, lo que se traduce en una disminución del rendimiento. Sin embargo, existen muchas diferencias individuales. Se ha comprobado que deportistas de capacidad similar responden de forma distinta a los diversos tipos de entrenamiento. Algunos aguantan bien los efectos negativos de un entrenamiento intensivo mientras que otros se muestran más vulnerables. Es curioso que los deportistas más brillantes no son necesariamente los de mayor capacidad para resistir largos períodos de entrenamiento. En otras
palabras, podríamos decir que el sobreentrenamiento es la prolongación anómala del entrenamiento,
con sesiones demasiado intensas como para que los deportistas puedan adaptarse a ellas y el cansancio sería el resultado final de este exceso.
El agotamiento, por otro lado, es un concepto algo más complejo de entender. Además de cansancio y síntomas físicos asociados, incluye extenuación psicológica y emocional. A continuación expongo las características en la siguiente tabla:
Características del agotamiento:
En la actualidad, el entrenamiento en la mayoría de deportes requiere sesiones a lo largo de todo el año, de modo que los períodos de descanso de la actividad son cada vez más cortos. ¿Por qué si en el trabajo nos permiten períodos de vacaciones o días festivos nos los tomamos gustosamente pero cuando se trata del deporte no paramos de entrenar hasta caer rendidos? Se tiene la falsa creencia de que “cuanto más entrenemos, mejor preparados estaremos”, y que si dejamos de entrenar estamos dando ventaja a nuestros adversarios para que el día de la prueba “nos pasen por encima”. Esto es no es así en absoluto.
¿Pero cuáles son las causas del sobreentrenamiento y del agotamiento?
La presión y estrés excesivos, demasiado entrenamiento físico, extenuación física y dolor general, aburrimiento debido a repetición excesiva, o un descanso deficiente y dificultades para dormir bien, hacen que podamos caer en este estado de agotamiento.
Por otra parte, también el aumento en la cantidad de entrenamiento, la competición, las exigencias del entrenamiento físico sobre el cuerpo y la mente, sustituyen la diversión propia del deporte por presiones indebidas que dan origen al agotamiento.
Indicadores y síntomas de sobreentrenamiento y agotamiento emocional (burnout)
Sobreentrenamiento | Agotamiento |
– Apatía – Letargo – Trastornos del sueño – Pérdida de peso – Elevado ritmo cardíaco en reposo – Dolores o molestias musculares – Cambios en el estado de ánimo – Elevado presión sanguínea en reposo – Trastornos gastrointestinales – Retraso en la recuperación del esfuerzo – Pérdida da apetito |
– Pérdida del deseo de participar – Falta de esmero – Trastornos del sueño – Agotamiento físico y mental – Disminución de la autoestima – Dolores de cabeza – Cambios del estado de ánimo – Abuso de sustancias – Cambios en creencias y valores – Aislamiento emocional – Aumento de la ansiedad |
(Adaptado de Hackney, Perlman y Nowacki. 1990).
Es curioso que existe un escenario característico que podría provocar el agotamiento del deportista. En primer lugar, éste cae en un bache (es decir, un período prolongado de bajo rendimiento personal), en el cual, aunque no se detectan problemas de ejecución, sus resultados no llegan al nivel personal habitual. Ante ello, reacciona compensando en exceso esta carencia con un entrenamiento suplementario, lo que inicia un círculo vicioso en el que el exceso de entrenamiento provoca cansancio. Si el problema se agrava, el resultado final es el agotamiento.
Tratamiento y prevención Llegados a este punto, es de suma importancia no solo saber cómo superar y cómo tratar
este cuadro, sino que también cómo prevenirlo.
Para ello, se proponen diversas opciones:
1. Establecer objetivos a corto plazo para la competición y el entrenamiento: éstos son de crucial importancia para conseguir el éxito, Los objetivos nos orientan a la acción y a la vez, mejoran nuestro autoconcepto. Pero es indispensable que éstos sean divertidos. No olvidemos que el deportista dedica la mayor parte de sus tiempo a los entrenamientos que a la competición, por lo que habrá que incluir sesiones de entrenamiento que su único final sea pasarlo bien.
2. Hacer descansos para relajarse: recordemos que para el bienestar físico y mental es esencial descansar del trabajo y de todo aquello que nos estresa. Como escuché una vez a un entrenador: “en ocasiones el mejor entrenamiento es un buen descanso”. El acortar la intensidad y dureza de los entrenamientos para prevenir el agotamiento y el cansancio prolongado está asociado a incrementos en la salud mental positiva. Hay que derrumbar los mitos que comentaba al principio del artículo de que “cuanto más, mejor”. Esto no es necesariamente mejor, sino que a veces puede ser incluso peor.
3. Aprender a autorregularse: las técnicas de relajación, visualización, el autodiálogo positivo y el adecuado establecimiento de objetivos son algunas de las herramientas muy útiles para prevenir esta sintomatología.
4. Mantener una perspectiva positiva.
5. Controlar las emociones posteriores a la competición: aunque muchos ciclistas y entrenadores saben controlar sus emociones en plena competición, pocos tienen en cuenta lo que ocurre después de la misma. A veces ocurre que después de perder o hacer una mala etapa, el ciclista se deprime, se vuelve pesimista y en muchas ocasiones, abandona la actividad.
6. Permanecer en buena forma física: cuidar el cuerpo con una dieta equilibrada ayuda a que las sensaciones sean buenas y nuestra imagen positiva. recordemos que mente y cuerpo están muy unidos. Si el cuerpo está mal, la mente también lo está, y viceversa. Si sientes un estrés un estrés particular, haz un esfuerzo en mantenerte en forma ya que eso mismo hará que tu estado mental no decaiga.
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