Por Patxi Vila
7:30.
8horas de sueño, hay un pájaro cerca de la ventana que hace ya un rato que me dice que el sol ya ha salido (la diferencia de luz entre Italia y Euskadi es de una hora exacta). Ha llegado uno de los grandes días del año. Cojo el pluxioximetro de la mesilla, 33 pulsaciones por minuto y 98% de saturación de oxigeno en sangre, me levanto y voy a pesarme, 68,3 Kg, un kilo más que hace un par de días, un Kilo de energía en forma de glucógeno en mis músculos e hígado… perfecto. He llegado como quería al primer objetivo del año.
Como dicen en Italia “sento la corsa”, estoy un poco nervioso, pero a la vez como un niño el día que sus aitas le han dicho que va a ir al parque de atracciones, contento, feliz de poder estar en la línea de salida de una clásica, que estoy seguro, pasará a ser una de las grandes.
Bajo el piso que me separa del comedor andando, bueno, corriendo, las escaleras de dos en dos. Cuando veo a alguien que sube o baja las escaleras de dos en dos, siempre pienso que va a por la vida, que no espera que venga… vamos a por Strade Bianche. Desayuno con calma, como siempre, 120 gramos de cereales con 200cc de leche de soja, un plátano, un par de galletas y un plato de 400 gramos de arroz, un café. Salgo fuera, se respira primavera en toscana, una brisa fina, limpia, me golpea la cara nada más cruzar la puerta, cerca un agricultor poda los olivos que dan uno de los mejores aceites del mundo, me mira y me saluda, le devuelvo el saludo. Aprovecho el último momento de tranquilidad y hablo con Maddí y Noemí, gran invento Skype, verles me hace sentir que están aquí conmigo, como hace un año cuando vinieron a verme.
9:00
Salimos del hotel hacia Gaiolle in Chianti, pueblo de salida de la Strade Bianche. Llegamos a las 10:00, hago la última llamada a casa, todo en orden. Me hago la chuleta de los tramos que pegaré en la bici para saber dónde empieza, donde acaba y la dificultad de cada tramo. Apunto también avituallamientos fijos y donde estarán los auxiliares del equipo con bidones y ruedas. Ordeno la comida en mis bolsillos, derecho bollito con jamón, gel de naranja “lento” y barrita, central, 2 geles rápidos y barrita, izquierdo gel “lento” bollito con mermelada y barrita, el mismo orden de siempre. Chaleco fino y manguitos para la primera hora de carrera. En la bici bidón de Maltodextrina y agua, ruedas de aluminio con tubulares de 25 hinchados a 7.5Kg, 53X39 y 12-27.
Nada más bajar del autobús me encuentro con el”Penkas”, Pablo Lastras, que me espera, ya sé junto a quién voy a correr hoy… seguro. El Penkas y yo pasamos juntos, corrimos juntos y tenemos el mismo modo de correr, siempre estamos cerca, nos ayudamos todo lo que podemos. Vamos a firmar y me cuenta su programa, coincidiremos en Milán Sanremo. Por el camino veo a Oscar Gatto y Marco Pastonessi, periodista de La Gazzeta que colaboró un tiempo con Pedalier, Giancarlo Brocci, organizador y creador de L´Eroica, cepa de la que nació Strade Bianche. Siento la corsa.
11.10´ Salida desde Gaiole.
Otra vez más pasamos el kilómetro cero a bloque. Como siempre salgo atrás, último o de los últimos. Hay mil ataques pero detrás se va cómodo, el primer tramo de Sterrato es en el 35 así que hay 30´aproximadamente para poner el motor en marcha, hablo con el Penakas un rato, con Gasparotto, con Evans, Ballan… viejos conocidos. En el 20 hay un repecho, la fuga se ha hecho y va con 1´ llevamos a Bosisio. Es hora de pasar hacia adelante, remonto el grupo con calma hasta colocarme en la posición 20-30, vuelvo a encontrarme con el Penkas, Ballan y Cia… todos los que estábamos detrás hace poco. Pasamos por Siena donde en 4h alguno de nosotros levantará lo brazos. Quedan 6-7Km para el primer tramo, la tensión se empieza a notar, los equipos más fuertes se organizan y empiezan a acelerar.
En Strade Bianche casi todos los tramos de sterratto empiezan en bajada, es decir, subes un repecho/puerto por carretera y en la cima, enganchas con el tramo, que empieza en bajada. Esto tiene una cosa buena y es que normalmente, el que está bien, puede entrar delante.
Conozco el tramo y sé que se coge en un cruce a derechas, cojo la rueda de Farnese Vini y me coloco en la derecha de la carretera, se aprieta mucho, sprint, a 100m el cruce, mantengo la posición, le hago una entrada un poco Kamikaze a Diego Caccia (Farnese) por dentro, de las que “no hay que hacer” pero esto es la guerra… entro en el tramo hacia la 10 posición, perfecto. Primeras sensaciones en gravilla… está muy seco y duro, las motos y coches de delante levantan una polvareda tremenda, siento el polvo en la boca, sobre todo en los dientes, me siento bien, muy bien, cómodo. 15Km de tramo con un repecho duro en medio, tira Movistar, fuerte. Bebo un trago de agua/polvo para limpiarme un poco la boca. Tras los primeros kilómetros de tramo todo se tranquiliza un poco, todo el mundo “se conforma” con su posición y la mantiene. Salimos del primer tramo. A partir de aquí todo suele ser un poco más fácil, un tramo es suficiente para ver cuál es tu sitio y para no ir a “romperé gli coglioni” (tocar los h…s) a la gente que está mejor que tú. Al salir del tramo me quito el chaleco y los manguitos y se los doy a Maggiore para que baje al coche. Nada más salir del tramo 1 (Km49) veo a Ivan mi masajista, cojo agua, en 5Km empieza el siguiente tramo, 7Km.
Pasamos los tramos 2, 3 y 4 a un ritmo fuerte, siempre tira Movistar y TeamType1, la escapa sigue a 1´aproximadamente. Se va fuerte y la gente empieza a petar, el grupo es cada vez más pequeño. En este tipo de carrera la selección viene por detrás, tú no te enteras, (si vas bien) pero el grupo se va desgranando por la parte trasera, cobrándose en cada tramo los corredores más débiles de los que siguen en carrera. Cada vez me siento mejor, paso los tramos sin problemas, ágil (el 27 ha sido un acierto). Llegamos al avituallamiento, Km 105, dos barritas más al bolsillo y un gel, me quedan 3 barritas 2 geles lentos y las dos balas del final, los geles rápidos, suficiente.
El quinto tramo es el que normalmente hace la selección definitiva, está situado entre los kilómetros 133 y 145, 12 Kilómetros con dos subidas con máximas del 18%, es crucial entrar bien colocado, y crucial conocerlo. Aprovecho los kilómetros antes para hacer mis necesidades, comer y beber y “relajarme” un poco, quedamos unos 70 en carrera. Se aproxima la entrada al quinto tramo, prácticamente es lo más parecido que hay a un sprint final dentro de una carrera, frenazos, bandazos, codazos, cabezazos… vale casi todo… menos trampa. La entrada del tramo es una curva de 90 grados a izquierdas, me coloco a rueda de Bennati, vive aquí y se sabe mover como pocos, el a su vez va a rueda de Cancellara y este a rueda de Hincapie… vaya cuadriga llevo… intento no “estresarme” con el ambiente, es inútil llegar primero al tramo a 180ppm, voy relajado, confiado, 500m al cruce, Hincapie acelera y se abre hueco por la derecha, Ballan le sigue, Cance, Benna y yo a su rueda. Entramos por la derecha sin tocar freno, siento las piedras que levantan estas malas bestias en las piernas, brazos y cara, me acuerdo de una publicidad que hacía Oakley( la marca de gafas que me patrocina) donde le pegaban un perdigonazo a uno de sus cristales a 25m y no se rompía… esperemos que sea verdad porque me llevo un par de pedradas de las de aupa. BMC se organiza en el primer repecho, abre gas, tira Hincapie a su rueda Van Avermaet y Ballan, después, Cance, Gatto, Kreuziger… aguanto bien, se va fuerte pero estoy seguro que aguanto, la bajada se hace fuerte y afrontamos el siguiente repecho a bloque, me giro abajo para ver como viene la cosa, hay un corte de unos 20 metros, detrás tira Gilbert, subimos el repecho a tope, corono séptimo u octvo, Hincapie, Van Avermaet, Ballan, Gatto, Cancellara, Bennati, Van Sumeren, yo a rueda de Van Sumeren, no me lo creo de lo bien que voy… me giro, 15-20 corredores… afrontamos una de las bajadas más técnicas del día, rapidísima y peligrosa. BMC se tira… todos detrás, sigo a rueda de Van Sumeren, veo que elige la trazada de la derecha, yo me decido por la izquierda, más limpia y rápida, cuando le voy a superar se sale un poco y con su reda delantera me “salpica” una pieda, cuadrada, de unos 6X5X5cm, de cantos afilados, la veo venir en cámara lenta, tipo MATRIX… en el steratto si algo no se puede hacer es cambiar la trazada, la que eliges esa tiene que ser, sino te vas al suelo, veo llegar la piedra en cuestión y la consigo esquivar con la rueda delantera, la trasera sin embargo la coge de lleno… oigo el típico ruido del reventón… Noooooooooooo!!!! Soy consciente de que es uno de los peores momentos, los coches a 3-4´ ningún compañero cerca y la salida del tramo a 4-5Km. Hago el final de la bajada pinchado y subo el ultimo repecho pinchado, cuantos más metros hagas… mejor, espero un par de minutos y veo llegar a Bosisio de mi equipo me da la rueda.
Arranco con toda la rabia del mundo, voy pasando gente y grupos, sin parar, me siento bien pero soy consciente de que va a ser casi imposible remontar. Por un momento pienso en abandonar, dejarme llevar… NO, lucha. Veo el grupo de cabeza a desde el público me cantan 2´30”…. Uf, mucho. Sigo a bloque, veo a Sagan que también ha pinchado, voy por el, le cojo rueda en un repecho, el último del tramo. Salimos a unos 30” del segundo grupo que a su vez rueda a 1´de cabeza, hemos recuperado un minuto en poco espacio. En un repecho de asfalto llegamos al segundo grupo, quedan tres tramos por hacer, el sexto es casi todo en bajada, antes de afrontarlo me tomo los dos geles rápidos, voy bien pero si consiguiera empalmar con la cabeza, necesitaría energía rápida en las piernas.
Entramos en el sexto tramo, no me lo pienso y tiro sin pensar, es un tramo en ligera bajada con varias curvas enlazadas muy técnicas, me giro y veo que a mi rueda viene Sagan y a la suya el Penkas, me hace un gesto para que me aparte, “tiro hasta que pete” me dice. Pablo abre gas y nos vamos los tres, veo el helicóptero cerca y en un tramo con bastante visibilidad cuento unos 40”, Pablo se abre, le guiño y me pongo manos a la obra, siento que todavía voy “fresco”, no me duelen demasiado las piernas, sin embargo el dedo índice de la mano izquierda y el corazón se me han dormido por el traqueteo, la chapa de la clavícula me molesta y empiezo a sentir las muñecas hinchadas. En un repecho de gravilla Sagan me da un relevo que casi me mata, le veo hacer un par de maniobras de ciclocrós que me hacen sonreír “que cabrón” pienso… y aprendo, apunta esa Patxi. Me saca un par de metros gracias a su técnica. Vamos al límite, salimos del tramo, solos, la cabeza a la misma distancia y veo que delante se entienden… se jodió, 15 contra 2… demasiada desventaja. Se acabó.
Esperamos al segundo grupo que viene tirado por seis Colnagos… igual… como y bebo no vaya a ser que entremos y me pille el toro. Gel y barrita a la buchaca. Colnago tira bien pero no lo suficiente, mantienen la distancia en 1´ pero en un repecho antes del séptimo tramo “petan” y se despatarran. Entramos en el séptimo tramo, bajada rápida y recta, en el fondo del valle, un puente, a la salida de este un repecho recto, con una curva de 90 grados al final, duro, máxima del 17%. Entro en el puente a rueda de Sagan que no se rinde. Empezamos el muro; él de pié yo sentado; él por la izquierda yo por la derecha. Oigo que llega alguien. Gilbert, arranca; este puede ser el último tren para pillar la cabeza. Sagan se va con él, me pongo de pié y voy a por ellos, cojo la rueda de los dos, me siento -ahora si las patas me cantan la Traviata de Verdi, la madre de Dios que dolor- Gilbert aprieta, llegamos a la curva, 17%. El belga la traza por fuera para atenuar el porcentaje, Sagan se pone de pié y arranca por dentro, de perdidos al río, me exijo una serie de 10 pedaladas a tope, las cuento, 1,2,3,4… me revientan las piernas, 5,6, no puedo más, me pongo de pie ahora que la pendiente es un poco menos dura, una vez que te pones de pié ya no te puedes sentar hasta llegar a la cima del repecho, una vieja ley del ciclismo, 7,8,9 y10, tres pedaladas más y coronas, 1, 2 y 3…. Me giro, Gilbert ha “petado”, eso sí que no me lo esperaba. Viene a 5 metros, otra vez nos quedamos mirándonos Peter Sagan y yo. Esperamos a Gilbert, nos damos unos relevos a muerte pero cuando salimos del tramo nos cantan 50”. Lo intentamos durante unos pocos kilómetros…imposible. El segundo grupo viene cerca… al autobús.
Llego a meta en 20º. Satisfecho por el nivel y triste por el resultado. Seguramente el 3 de marzo de 2012 fue uno de los días que mayor nivel he tenido en bici, pero como en otras tantas veces, se quedará en el olvido, el olvido del gran público. Una vez más el resultado no acompaña a la prestación. La sexta edición de la clásica Stade Bianche, pasará a mi memoria particular como un día precioso de ciclismo donde lo pasé genial, me batí hasta la última posibilidad y luche con todo mi corazón por mi familia, mi gente, por el ciclismo, por escribir otra página de mi libro, una preciosa página que poca gente leerá.
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